martes, junio 05, 2007

¡Hagamos una revolución! (2)


La camioneta Escalade del año, negra, avanzaba rápidamente a través de la carretera Valles-Tampico. En el interior se encontraban dos individuos, un hombre de avanzada edad que piloteaba el vehículo y un joven que iba de copiloto. Un letrero del lado izquierdo marcaba el kilómetro cincuenta.


Verás, hijo, mucha gente tiene fe en México y anda diciendo por ahi que se puede crecer como país si nos ponemos las pilas y ayudamos todos. No es cierto. Hablas de gente como ese tal Chávez y el otro guey de Bolivia, pero no sabes que esos cabrones trabajan pa los gringos. Yo me acuerdo; allá en Chile, cuando salió un presidente bien nacionalista el hijo de la chingada, y que quería ayudar a la gente, y que el bien social y la madre del puerco; llegaron los pinches gringos y ¡mecos! Que me lo hacen volar en mil pedazos al cabrón. Y eso ha pasado en muchos otros lugares. Luego en Argentina, ¡que el peronismo y que la verga del mono! Pocos años después ya les estaban aventando de tiros; y cuando estaba la esposa, esa que no era la Evita, que se la chingan y que ponen a unos pinches gueyes peores que el papá del Terre, igual de pedos y más pinches matones los hijos de la chingada, a gobernar al país.

¡Mira Ébano! Dicen los libros de historia que el cardenismo fue la gran revolución socialista mexicana; ¡puro pedo! Apenas y me acuerdo qué bonito estaba este pinche pueblucho. Habían llegado varios franchutes y empezaban a sacar petróleo. Aunque tú no me lo creas, éste fue el pueblo más rico de todo México. Y ahí estaban los güeros, ve-á, duro y dale haciendo pozos petroleros. ¡Y bien bonito que tenían el pueblo! Esas casas de estilo europeo y toda la cosa, rodeadas de arboledas. Las pocas calles bien pavimentadas. ¡Mira nomás! Esos pedazos ahí salidos bien de la verga son lo que quedó de aquello. Llegó el señorón de Lázaro Cárdenas luego, y que ahora sí esto es de todos nosotros y vamos a ser ricos y la chingaa. ¡Pura verga!

¡Qué lo mataron ni qué la chingada! Te estás confundiendo con Obregón, el último gran dictador mexicano. Ese guey si estuvo más parecido a Videla, el culero argentino.

--Doble a la izquierda por aquí, viejo, vamos al rancho que era de mi apá.

¡Mira nadamás, mira nadamás! Éste ha sido el lugar donde más petróleo han sacado en América Latina y ¿dónde crees que fue a parar? Con los pinches gringos, ¡a huevo! ¿Y sigues pensando que podemos hacerla como país? ¡Qué idealista ni que la chingada! No hay forma, mano. Te voy a dar un consejo: aviéntante sobre el pastel con los brazos abiertos y trata de tragar todo lo que puedas, ahi ya se lo vomitas a tus hijos como yo lo voy a hacer. Yo te puedo enseñar la entrada, mijo. Ahí te compras unos gallitos y les metes unos pericos pa que salgan endemoniados a aporrearse. Luego pones una engorda de ganado estabulado, como yo, y de ahí te sigues pal` real; y te empiezas a hinchar de billetes y nomás les das un poquito a la familia pa que esté contenta y no la haga de emoción.

¡Qué levantamiento armado ni qué la chingada! Eso ya no se puede. Tú ponme al más machín de los revolucionarios y le suelto un milloncito y vas a ver cómo se cae pa´bajo todo el pedo. Se va a poner hasta a chingarse a sus propios soldaduchos. Es la única manera, mijo, y tú ya conoces a alguien que te pueda conectar con los de allá arriba pa que empieces a hacer tu imperio.

--Parquéela aquí.


El viejo, resignado, fue el primero en bajarse de la camioneta, lentamente, sin ninguna prisa. El acompañante bajó por el otro lado, prendió un cigarro, le dio una fumada, lo tiró al suelo, lo pisó y dio la vuelta a la camioneta dirigiéndose hacia el viejo.


--Lo siento, viejo, pero no me convence.


Sacó una pistola de su pantalón, apuntó a la frente del viejo y jaló el gatillo.

2 comentarios:

Caiguar dijo...

veras que tus palabras te delatan. tu estilo es único.

Arturo dijo...

Me gustó la renovación del blog… falta el número 3 ¿no?