jueves, marzo 30, 2006

"Hoy vi llorar a la luna y me dieron ganas de ir a Cozumel; observar por unos instantes el reflejo del sol en el mar azul que para mí es más bien verde ilusión, verde fuego, verde confuso: sublime y perfecto. Me dieron ganas de ponerme un visor y un esnórquel y empaparme en la sal de sus heridas y beberlas hasta hacerlas desaparecer en el olvido, perdido en el hogar donde habitan los peces de colores. Tuve ganas, sólo tuve ganas".

Me gusta que las mujeres tengan nombres que den pie a las metáforas. Aunque hacer metáforas sobre las metáforas de los nombres ya se ha convertido en un cliché, a mí me encanta. Recuerdo que esa fue la primera razón por la cual volteé a ver a Estela después de que dijeron su nombre al pasar lista; y la seguí viendo por mucho tiempo, y le escribí en ese lapso unos versos como, de ella, una metáfora: "A través de la Estela de tus ojos, de tu aliento en mis velas, viento en popa..:" comenzaba aquél soneto. Un día , sin embargo, esa Estela de sus ojos se perdió del reflejo de los míos. Ahora mis ojos no brillan y, por tanto, no producen reflejo alguno. ¿Algún día alguien?.
¿Porqué habrá surgido la NECESIDAD de plasmar su recuerdo en esta historia?.

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